domingo, 17 de febrero de 2008

El alter espectáculo de Cosquín

Cuando comenzó a urdirse este plan de dármelas de “Perico trepa por Argentina”, el destino escogido fue la Provincia de Córdoba, pero específicamente quería concretar mi sueño de presenciar en vivo y en directo el festival de folklore de Cosquín, el más popular de Argentina en esta especialidad, transmitido a todo el país y que cuenta y ha contado en sus 48 ediciones con los artistas más prestigiosos en el ámbito folklórico.

Algo me habían hablado de que lo importante estaba en las afueras del escenario principal. Por supuesto, a buenas y primeras, no di crédito a tales comentarios o quizás no me convencieron muy bien. La cosa es que el mismo día que llegué a Córdoba compré una entrada para ver a los cantores que se presentaban el jueves 24 de enero, en la que figuraba Raly Barrionuevo, uno de mis preferidos.

Arrimándome por primera vez a Cosquín en la noche inaugural junto a un grupo de grandes amigos que conocí en el hostel de Córdoba, toda la manga de comentarios previos comenzó a hacerme sentido. Lo más asombroso, primero que todo, es que parte de las esquinas de la “capital nacional del folklore” como se le denomina a Cosquín (ese era el eslogan que figuraba en las “remeras” que se vendían en las tiendas y, como todo eslogan, hecho con una intención comercial) llevan el nombre de algún artista connotado. Más impactante es apreciar tamaña cantidad de gente, entre turistas y lugareños, repletando las calles de un pueblo –se me imagina- muy tranquilo durante el resto de las estaciones del año. A eso de las 10 de la noche, la avenida principal de Cosquín –la San Martín- se vuelve intransitable, así que lo más recomendable es llegar por una vía alternativa, si es que se pretende ver de cerca la plaza Próspero Molina, aquella que vio nacer y crecer a cientos de conjuntos y solistas emblemáticos en la escena musical trasandina.

Cada uno de los argentinos que hasta Cosquín se acercan, goza con la música de raíz folklórica. Sorprende, a diferencia de Chile, ver cómo, sin importar la edad, ni si lo hacen bien o mal, y sin ningún tipo de vergüenza, se lanzan a bailar de forma espontánea, sin que uno obligue al otro, porque para ellos es algo natural. Tan natural como llevar el agua caliente para un mate callejero aunque haya 40 grados de calor, tan natural como disfrutar de un asado en familia o expresar abiertamente su adoración a Maradona. Emociona hasta la médula notar cómo los niños y niñas se sienten tan identificados con sus expresiones o cómo una pareja de ancianos con una rebosante sonrisa alzan un pañuelo al viento y danzan al compás de una zamba.

Y es que en Cosquín mandan los espectáculos callejeros. En las inmediaciones de la plaza Próspero Molina –que es algo que jamás había visto: una plaza con graderías donde por las tardes se pueden ver a los artistas ensayando entremedio de unas rejas- la comisión autoriza a instalar distintos escenarios donde se presentan valores emergentes de diferentes rincones del país. La mayoría de ellos comienza a las 7 de la tarde y por ellos desfila una cantidad interminable de grupos, solistas, guitarristas, avezados y otros novatos, que si bien no tienen cabida en el espectáculo principal, igualmente se les da una manito para difundir su propuesta artística. Algunos verdaderamente notables; otros no tanto, como en todos lados. En particular, me impactó una pareja de hermanitos, uno con bombo y el otro guitarra a quien le llamaban “el ángel del folklore”, interpretando “Digo la Telesita”. Algo realmente sobrecogedor. Tal como me impresionó una cantante santafesina de no más de 12 años, con ese desplante tan propio de las argentinas, que denunció un trato abiertamente discriminatorio por parte de los administradores de la peña de Soledad Pastorutti (sí, Soledad, la misma de “Cómo será” o de “El Bahiano”). Resulta que habían invitado a esta niña y a su grupo a integrar la parrilla estelar de la peña y luego estando allá listos para presentarse, los “regentes” de la mentada peña desconocieron el trato; querían dejarlos casi al finalizar el espectáculo y la niña optó por retirarse del lugar. Un punto negro, sin lugar a dudas, pero que la talentosa chica afortunadamente lo puso en conocimiento. Como para tener en cuenta.

No puedo opinar mucho sobre las peñas que se armaron alrededor de la plaza principal, ahí donde está la crème de la crème. Tenía intenciones de ir a la peña del dúo Coplanacu, o a la de los Carabajal, me parecían las más atractivas, pero no se pudo. Por referencias anexas a mi persona, supe que algunos artistas connotados que integran la parrilla del espectáculo principal, luego se pasan a las peñas circundantes y muchos cantan y hacen bailar hasta el amanecer. Artículos que leí en el diario cordobés La Voz del Interior realzan la función que cumplen las peñas en Cosquín, ya que permite observar a los mismos artistas en otra faceta, una más íntima y cercana, donde se puede comer sentado en una mesa cómodamente y sin importar si llueve o no, con luces tenues y no con el resplandor que emana del espectáculo masivo. No tuve la oportunidad de asistir a peñas en Cosquín; sí en Salta y en Purmamarca, pero de eso hablaré en otra columna.

La chacarera, por lejos, es el ritmo que más prende en el corazón de los argentinos. En una de las tantas tarimas que se montan improvisadamente, basta que resuene un bombo, una guitarra y un violín para sacar las manos de los bolsillos y hacer palmas. Y luego, a la calle a bailar. Chicos bailan con chicos, chicas bailan con chicas, abuelos con sus nietos, amigos entre amigos, parejas, casados, da lo mismo. Quizás es por mi visión limitada de turista, pero me da la impresión que el folklore tiene esa cosa en Argentina llamada arraigo popular, elemento que en Chile –creo- estamos a años luz. Hasta a mí que no soy un prodigio en el baile me daban serias ganas de ponerme a zapatear, aunque debo decir que el ridículo estaba asegurado.

Esa misma entrega que ponen en cada paso, en cada zapateo, en cada mirada y en cada chasquido con los dedos tan propio de la chacarera, de repente juega una mala pasada –creo humildemente- para aquellos artistas que interpretan otro tipo de canciones más cercanas a la poesía y pensadas para ser escuchadas con mucha atención y silencio, como algunas milongas o cosas parecidas. Eso lo advertí cuando presencié el espectáculo principal ese día jueves 24. No sé si fue por la lluvia o por la fría noche de aquella jornada que entumeció los ánimos, pero noté al público impaciente por mover el esqueleto al ritmo de una chacarera y no percibí el mismo respeto hacia aquellos cantores que traían otra propuesta, cuyo mensaje era potentísimo. Quizás esa sea la desventaja de que esto sea un festival y no se pueda apreciar de igual forma tantas manifestaciones folklóricas dueñas de una riqueza digna de valorar.

Hay mucho más que contar. Sólo quería hacer un barrido por algunas cosas que me llamaron la atención en las afueras de la plaza Próspero Molina de Cosquín. Pude comprobar en terreno que efectivamente la gracia estaba en los alrededores, lejos de las cámaras y de las luces de un espectáculo que en su condición de festival, tiene mucho de show también.

Como digo, hay muchas cosas pendientes por contar de las “lunas” coscoínas. Ya vienen más.

4 comentarios:

Montshita Naranjo S. dijo...

Sé lo difícil que es intentar expresar una idea, una experiencia llena de sentimientos y riquezas espirituales en un trozo de papel o, en este caso, en el ciberespacio... pero déjame decirte que lograste transmitir las emociones que provocó en ti este viaje tan significativo.

Te dejo un saludo a la distancia, desde las lejanas tierras de Nueva Zelanda que no te imaginas cómo muchas partes se asemejan de manera increíble a Chile, algo que da nostalgia porque los paisajes son similares, pero falta la familia y los amigos, pilares que de los cuales es difícil encontrar un símil.

Un abrazo muy grande!!!!! Y te me cuidas!!!!!

Milay dijo...

Fabuloso viaje al parecer, y sí! Supongo que tienes razón, los chilenos estamos a años luz de disfrutar ese tipo de espectaculos. Respecto a los artistas argentinos, es muy poco lo que conozco, algunos poetas como Hector Gagliardi y cantautores como el Garnde y Fabuloso Horacio Guarany, pero su voz ahora está apagada. Gastada de tanto gritar sus convicciones, es muy bueno, lo recomiendo.
Aquí te dejo un poema de él, para que lo disfrutes:

¿Por qué grito?

Horacio Guarany

“Mi canto se hace grito porque el canto
me ha quedado pequeño en la garganta.
Yo traigo el grito de aquel que no ha podido gritar
que lo que gana no le alcanza.
Yo no temo gritar porque este grito
me viene arando el corazón y el aire.
Es el mismo grito que en el Chaco
gritó mi abuelo y no lo escuchó nadie.

Quieren que caye porque mi silencio
les ayuda a golpear al indefenso,
le tienen miedo al puñal de mi guitarra
y las voces que escucho de los vientos.
Quieren que caye, quieren que tan solo
mi canto hable de amor o de paisajes.
A mi me duele el dolor de tanta gente
que le han talado con hambre su coraje.

Amo el amor de las muchachas dulces,
amo el romance del sáuce con el río.
Pero amo al hombre de la espalda rota
y a su hambre y su dolor los hago mios.
Vengo a gritar aquello que otros callan,
de amor y besos abundan los cantores.
Yo traigo el grito herido de mi pueblo,
no es culpa mia si no traigo flores.


Un abrazo.

Coke dijo...

Viajar es aprendizaje... Kantar es alegría... Música es utopía... Ke gran mezkla no?... Gracias por Kompartir kon nosotros tus experiencias... Kompartiendo nuestras experiencias haremos de nuestro país algo mejor... nuestra obligación es seguir Kantando, seguir Soñando, seguir generando Identidad, seguir Folklorizando lindas ideas... Sepan ustedes ke más temprano ke tarde nuestro país tendrá bellos festivales y kopiaremos estos excelentes encuentros de nuestros hermanos argentinos...

Saludos...
Coke....

Polilennon dijo...

Traspasar las entrañas conmovidas de un entorno desconocido a un libro de viaje, es la mejor manera de contar contar contar....y hacer partícipe al mundo de nuestro despertar cultural y no cultural. Yo tengo mi "bitácora", buena idea hacerla blog, sigue..